Tú nunca morirás
Me da miedo que puedas percibir lo cursi que puedo llegar a ser cuando te pienso.
Cómo un murmullo de telarañas en mi cuerpo, que pide a gritos tu existencia.
No hay paz, si no me expreso. Si una cualidad tengo, es la de poder soñar.
A veces sueño contigo, otras veces con nosotros, y el resto, encima de ti.
Eres los días en la semana, los segundos de mi reloj, la función trigonométrica que explica todo.
Me muero por vivir en ti. Vivo por morir por ti.
Cómo la acción más valiente que he hecho: amarte.
Y cómo aquella más cobarde que he hecho: amarte más a ti, que yo a mi.
Sé todos tus misterios, conozco todos tus infiernos, he vivido el paraíso en tu pecho.
Me has llevado a la locura, y me has bajado a las raíces de mi ser, dónde descubro que soy tú.
Obsesiva noción de buscar palabras en ti que me definan a mi.
Si supieran lo que jugamos, si conocieran qué hacemos en los días mientras vemos el amanecer, si tan sólo leyeran las letras de tus dedos escritas todas las noches en cada parte más íntima, más mínima, más erótica de mi piel, el mundo no dudaría que esta historia es la más grande de amor y cielo que habrán conocido jamás.
No te rindas, que yo jamás lo haré.
Soy cursi, sí. pero ¿Qué amor no lo es? No concibo el amor sin pasión, y la pasión misma, es lo que mueve al mundo.
Con cada escrito pretendo mover constelaciones para sólo poder oírte respirar. Y compartirte las canciones que me recuerdan esas tardes en las que tocas la guitarra (o mi cuerpo) para ha hacerme sentir / vivir / sonreír.
Comentarios
Publicar un comentario