Cuento

Te amo de una manera sobrenatural. 

Sé que no es sano, lo sé, pero tener que calmar esta sed de ti, es como querer meter el agua salada del mar en un botecito color verde-cielo para dartelo y así poder verte sonreír. Sé que es imposible, pero por ti lo podría intentar. 

No comas muchas manzanas, no. Ponte suéter cuando salgas de tu recámara al ir al sanitario, aunque esto te lleve sólo dar 5 pasitos, de esos que das cuando estás agotado. Te puedes resfriar. Lo sé porque te conozco, sé cómo es tu caminar en el lapso del día, y como es que duermes desnudo al universo de tu domo. 

Ni tampoco te llenes los ojos de limerencia, pues cubiertos ya los tengo yo. 

¿A caso sabes qué es limerencia? No, no me refiero a la definición, sino a el sentimiento. 

Hace tiempo alguien hizo la travesura de unirnos y ya no poder separarnos jamás - lo digo sentimentalmente - pues ni los kilométros de los lugares que frecuentas a diario me hacen no pensar más en tus bailes por las mañanas. 

¿Sabes que esto llamado "amor" no es más qué un proceso químico? Y sí hablamos de química, tú provocas una revolución de endorfina y feromonas. 

Y sí, al diablo con la ciencia. Más que un proceso químico, haces de la metáfora de mi vida hecha poema un surrealista cuento que a diario escribes. 

Sí mi cuerpo es el bosque, mi cabeza son las estrellas. 
Ahora, por todo lo acontecido, te pido que me narres de la forma más tierna el cuento que explica cómo es que logras que mi corazón sea el más rojo de todos, sólo una cosa: no utilices palabras.