Venta de Garage del Fin del Mundo.
Hoy en la mañana
volví a ver este bonito DVD de colección de una de mis bandas favoritas de mi
niñez/adolescencia, y me sentí de nuevo en esa etapa en la que cursaba la
secundaria/preparatoria.
La historia de cómo
conseguí este ejemplar coleccionable es un poco chusca. Corría el año 2011, y
yo tenía 17 años. No recuerdo muy bien cómo, pero dí con una página en Facebook
de un chico que estaba muy traumado con eso del fin del mundo entrado el año 2012;
su idea de que pronto el mundo iba a terminar en ese año, lo llevó a la idea de
hacer una «venta de garage del fin del mundo» ofreciendo todos los tesoros que
cualquier joven puede creer que son valiosos, tales como discos, libros,
playeras de bandas, cassettes, películas, etc. Y fue así como entré a la
galería y había fotos de muchas cosas que en ese entonces yo quería comprar, por
ejemplo, un libro de Elenita Poniatowska primera edición, un disco de los
Abandoned, un cassette de Kiss importado, etc.
Pero mi atención se
concentró en un objeto en especial, y era el DVD original del «Temblaban con
Sonata Solitaria» de Austin TV. Yo estaba muy emocionada, y el precio era
sumamente económico (25 pesos m.n.) y no dudé en enviarle mensaje para vernos y
hacer el trato.
Llegó el esperado
día, y recuerdo que era un viernes por la tarde.
Me quedé de ver con un amigo
que al igual que yo, era muy fan de Austin TV, llamado César. Habíamos quedado
de vernos para ir a la feria del Vino y del Queso en Coyoacán. El chico que me iba a vender el disco, me
vería en una estación del metro cercana a Miguel Ángel de Quevedo. Llegó la
hora y salí un poco temerosa del vagón para verlo, vibró mi celular y era un
mensaje sms de él diciendo que estaba en las escaleras de salida. Me dirigí
hacía las escaleras, y no reconocía a nadie. Hasta que se acercó a mi un chico
muy alto, como de un metro con ochenta, con lentes, barba abundante y pinta de
nerd. Muy temeroso, me dijo que sí yo era Itzel, y le confirmé que se trataba
de mí. Me dió su mano en forma de saludo, y me mostró el DVD. Lo revisé. No
estaba rayado, ni maltratado, me sentía en la gloria, encontré una joyita de mi
banda favorita en perfecto estado.
Le sonreí y le dije
que estaba bien, y saqué el dinero, en ese instante, de su bolsa trasera del
pantalón, saca un libro pequeño, y me lo da. Yo quedé un poco confundida y le
dije "disculpa, este libro yo no lo pedí" a lo que él respondió:
"no, lo sé, pero es un obsequio por ser la primera chica en comprarme, porque
al igual que yo crees que el mundo acaba en unos meses, ¿Cierto? -Sólo sonreí.
Le agradecí el gesto
tan bonito, y nos volvimos a dar la mano. Me dijo que si quería algo más de su
venta de garage del fin del mundo, yo tenía un descuento especial. Él siguió su
camino fuera de la estación del metro y yo continué con el mío. En mi camino
para ver a César, ví el libro, y era un bonito ejemplar segunda edición de
"Noches Blancas" de Dostoyevski. Mientras lo esperaba, leí la pequeña
novela y me enamoré completamente, no sabía que ese día marcaría el inicio de
mi amor por tan increíble escritor ruso.
No esperaba que ese
día terminaría con gratas sorpresas, con un libro que marcó mi vida hasta hoy,
con un DVD que no tiene más de 50 copias en el mundo, y otro disco de Austin TV
«Asrael» , que también ese día me obsequió mi amigo César.
El resto de la tarde
fue increíble, caminamos por Francisco Sosa, esa avenida que tanto me gusta de
Coyoacán, fuimos a la Feria del Vino y Queso y probé un Borgoña con Frutos
Rojos que según César me había puesto muy "colorada", recuerdo que
tardé todo el día en poder terminar el vino, para sólo alcanzar las fresitas
hundidas en él.
Llegó el 2012 sin ningún
acontecimiento anormal en el calendario, pero la convicción que tenía aquel
chico por el fin de mundo, me hizo pensar en algo mucho más profundo, y es que
muchas veces el mundo se llega a terminar para unos, no exactamente en el 2012,
puede ser en un instante, en semanas, o inclusive para siempre. De una forma
metafórica, y quizá melancólica. Como cuando fallece alguien querido, dejas de
querer a alguien que creías especial o cuando dejas de creer en la magia que
hay en ti. Deseo que aquel chico
que creía que el fin del mundo iba a ser en el 2012, sólo haya sido de forma simbólica,
y no real.
Y la verdad, es que
el mundo para mi ha terminado algunas veces, pero vuelve a nacer otro al día
siguiente.
Y así mi vida, con
tantos mundos, unos extinguidos, y otros nuevos.
Sólo que yo me quedo
con los muchos o pocos tesoros que guardo con cariño,
y así, como hoy, puedo
recordar perfectamente:
"Este pequeño
libro, del día en que el mundo terminó para mí porque… "
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